9 de febrero de 2018

UNA VENTANA ABIERTA. LA ALEGRÍA DE SER CRISTIANO CON LA HNA. CARMEN PÉREZ STJ

La novedad del cristianismo evidentemente es Jesucristo, el Hijo de Dios que vino a decirnos que Dios es nuestro Padre, que el Padre y Él eran Uno. El Hijo se encarnó para hacerse uno de nosotros, para salvarnos y hacernos hijos suyos. Jesucristo nos muestra que Él es el verdadero Dios, el único Dios, el Hijo de Dios, y tanto Él, como el Padre y el Espíritu Santo son amor. Cristo se hizo hombre para demostrarnos que Dios es amor. La fe en el amor de Dios es el fundamento de la salvación, la puerta de entrada. Esta fe es posible gracias a la experiencia de Cristo que se encarna en el seno de María, que nace, vive, muere y resucita. Así nos abrimos al misterio de que Dios es Padre todopoderoso y a la vez exista el sufrimiento, la injusticia, la guerra. Nunca podemos dudar de que Dios existe y nos ama. Y creemos en Él por Jesucristo, con Jesucristo y en Jesucristo.
El problema es nuestra falta de experiencia cristiana. Nuestro desconocimiento de la alegría que es ser cristiano. El Evangelio no es una utopía lejana, y sí que es la propuesta real de la vida humana. Sólo lo sabe el que lo vive o el que es cautivado, sorprendido, por la vida del que lo vive. Estamos en una época de la Historia muy concreta “después de Cristo”, y durante estos siglos, millones de personas han ido con su vida entera siendo sus testigos. Pero siempre estamos de rebajas, y así es imposible comprender la alegría del cristianismo. Lo que la palabra cristianismo, sugiere a muchos, incluso que se dicen creyentes, es algo muy lejano a lo que realmente es ser cristiano, vivir de la fe en Cristo.

¿Cuál es y cómo es nuestra relación real con Jesucristo? ¿Qué ha cambiado y ha supuesto en nuestra vida la fe en Cristo, la esperanza en Cristo, el amor a Cristo? ¿Cómo presento el cristianismo? Sólo hay una respuesta: como yo lo viva. ¿Cómo presento a Cristo? Como yo lo ame. ¿Cómo hablo de la fe? Según lo que es para mí. Pura experiencia. Porque realmente ser cristiano no es hacer “alguna obra buena”, el “mero ir a la iglesia”, ese mero ir a la iglesia por “obligación” y con una más o menos laboriosa repetición de oraciones o de actos piadosos a lo que nos podemos limitar. No es ese querer saber “si me vale o no me vale esta misa”, “si tengo que hacer esto o aquello”, si estoy cumpliendo las normas de la índole que sea. Ser cristiano no es escandalizarme con lo que otros hacen, protestar contra tantas cosas injustas, y malas, como realmente hay, y que desde luego prostituyen nuestra humanidad. No es algo útil para vivir tranquilo, y querer tener las cosas seguras “allá arriba”. No es una anestesia por la que uno se queda tan tranquilo cuando la despedida del sacerdote en la Misa es: podéis ir en paz. Ni la trampa de vivir encerrado en la capsulita que cada uno se fabrica, y batirse en retirada ante cómo está la situación. Un cristiano no puede autoconvencerse, hipócrita y farisaicamente, con su propio nombre de “cristiano”. El cristiano cree en Jesucrito, espera en Él y Le ama con todas las consecuencias.

Cuando se experimenta un gran amor, todo se vuelve un acontecimiento en su ámbito, dice Romano Guardini. Se refiere a la naturaleza de la experiencia cristiana: el cristianismo es un hecho, un acontecimiento que impacta a cualquier hombre. Su impacto genera un atractivo que mueve la vida. Nos propone un auténtico diálogo con nuestra vida, en la que ganemos palmo a palmo el mundo de la belleza que salva, como dice Dostoievski. El Señor es mi alegría. ¿Es cierto? ¿Experimento la alegría, concretamente, como, por ejemplo, se canta en algunos salmos? ¿El es mi fortaleza, mi roca, mi baluarte? ¿Tengo sed del Dios vivo? ¿Cómo busca la cierva corrientes de agua así te busco yo Dios mío?

Comentábamos unos amigos una afirmación muy concreta de Lewis: “Cuando se le da el primer lugar a la relación de uno con Dios, todo lo demás aumenta, incluidos nuestros amores y placeres terrestres” Esa es la manera de vivir: vivir en la certeza y seguridad de que somos amados por Dios, redimidos y salvados por Jesucristo. Vivir de la ternura y misericordia que Dios nos ha manifestado Jesucristo ¿No es esto lo que más desea el corazón humano? Y a continuación nos vino la experiencia de conversión de personas conocidas.

Sí, esto lo saben y lo viven los realmente convertidos, lo experimentan en su vida. Algunos anhelamos que así sea en cada instante de nuestra vida, pero quizá mientras tanto, perdemos el tiempo en la lucha diaria con nuestra desconfianza y falta de fe, con la falta de certeza en el amor de un Dios que así nos ama y salva. Nos despistamos del disfrute de la alegría de ser cristiano y vivimos según nuestras pobres medidas en lugar de enterarnos de una vez del amor gratuito de Dios.

La fe en el amor gratuito de Dios sólo es posible por Jesucristo. Y esta es la vida: enterarnos del amor gratuito de Dios. En cada circunstancia nos podemos “enterar” de qué va nuestra vida, de qué va la conversión a la que somos invitados, de qué va ese ser cristiano. Los cristianos, que se enteran de qué va la vida y la viven, experimentan y dicen lo que ya dijeron los primeros cristianos, y siguen diciendo los cristianos de todos los tiempos: Nosotros hemos conocido el Amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él. Para el cristiano nunca es tiempo de rebajas en el amor de Dios.

1 comentario:

  1. Felicitaciones y bendiciones, reciba, desde Canarias, por Su Cumpleaños y cada día de su hermosa vida, queridísima Hermana Carmen Pérez, con todo nuestro cariño, admiración, respeto y buen recuerdo. *Nos emociona enormemente su modo y manera de pensar, de escribir, de hablar, desde el alma y el corazón... ¡Cuán belleza! -Familia Temporal Benítez- Las Palmas de Gran Canaria, a sábado, 10 de febrero de 2018.

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