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El Papa Emérito Benedicto XVI en su visita a la Catedral de Santiago de Compostela. |
El nombre de Santiago proviene de las palabras Sant Iacob, del hebreo Jacob. Durante las batallas los españoles solían gritar "Sant Iacob, ayúdenos" y al decirlo rápido repetitivamente sonaba a Santiago.
Fue el apóstol testigo junto a Juan y Pedro de la Transfiguración del Señor en el Monte Tabor, también de la pesca milagrosa y de la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní, entre los pasajes más representativos.
La tradición cuenta que llegó hasta España a proclamar el Evangelio. La Catedral de Santiago de Compostela es considerada su principal Santuario, a donde llegan miles de peregrinos durante el año para recorrer el Camino de Compostela.
El 9 de noviembre de 1982 cuando San Juan Pablo II visitaba esta Catedral española, hizo un llamado a Europa a reavivar “aquellos valores auténticos”, porque los otros continentes “te miran y esperan también de ti la misma respuesta que Santiago dio a Cristo: ‘Lo puedo”.
“Yo, Sucesor de Pedro en la Sede de Roma, una Sede que Cristo quiso colocar en Europa y que ama por su esfuerzo en la difusión del cristianismo en todo el mundo. Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces”, expresó el santo polaco.
El apóstol Santiago es conocido también por haber preparado el camino para que la Virgen María sea reconocida como "Pilar" de la Iglesia.
El Papa Francisco, en febrero de este año al reflexionar sobre los conflictos armados, señaló que Santiago nos da un consejo sencillo: “Acérquense a Dios y Él se acercará a ustedes”, advirtiendo que “este espíritu de guerra, que nos aleja de Dios, que no está lejos de nosotros” está “también en nuestra casa”.
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