28 de mayo de 2014

UNA VENTANA ABIERTA. S.FELIPE NERI. PERSONAS NECESARIAS

Las preguntas que se hace el Papa Francisco nos son completamente necesarias:¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo ante mi Señor? ¿Quién soy yo ante Jesús? ¿Soy capaz de expresar mi alegría, de alabarlo? ¿O guardo las distancias? ¿Quién soy yo ante Jesús que sufre, muere y resucita por mí? Él ha querido que yo viviera. Para mi Padre Dios soy necesario.

D. Preciso se murió es un refrán que todos sabemos. Y además muchas veces lo sentimos ante determinadas actitudes de personas que se creen imprescindibles, necesarias. 



Pero solamente un orgulloso, un necio siente que “detrás de él, el diluvio”. No “D. Preciso” se murió, pero es que nunca debió vivir. No va por aquí mi reflexión sobre personas necesarias. Al contrario, pienso en lo que dice Bergsón: Los santos: “sólo tienen que existir. Su existencia es una continua llamada”, como aconteció con S. Felipe Neri. “¿Cómo es posible que alguien que cree en Dios pueda amar algo fuera de Él”? decía.

Con S. Felipe Neri pensamos en esas personas que todos conocemos y que son necesarias en la vida por su actitud positiva, por su manera de ser, por la paz que proporcionan, por el bien que despiertan a su alrededor, por su manera de valorar y hacer valer a los demás, por el reconocimiento de todo lo bueno. Te las encuentras y las sientes como un don, como un regalo de Dios, como una luz en el camino. Personas que no se ensoberbecen neciamente, ni se acomplejan cobardemente. Leído en clave cristiana, personas que son un verdadero don de Dios, a través de ellas sentimos la grandeza humana, un estímulo para vivir, son la Iglesia de Cristo. Personas que Dios siempre elige y suscita en el momento oportuno. Un día es un perseguidor culto de los cristianos como Pablo de Tarso que se convierte en Apóstol, y la Roma del Imperio se acaba convirtiendo en la capital de la Iglesia de Cristo. Otro, un anacoreta italiano de Monte Casino, S. Benito que modela la cultura medieval. O un joven de Asís, hijo de un comerciante que renueva la Iglesia y pone en el mundo un nuevo estilo de vida y una nueva visión. O unos hombres profundamente cultos, y críticos que se convierten al cristianismo como Newman, Lewis, Chesterton y son verdaderos testigos de lo que supone el encuentro con Cristo y así lo comunicaron y nos los siguen comunicando con sus escritos. Un Papa de “transición”, tiene gracia, Juan XXIII que provoca la gran revolución de la Iglesia al convocar el Concilio Vaticano II; una menuda monja albanesa, Teresa, que muestra al mundo entero creyente y no creyente qué es el amor.

Hoy concretamente el punto de mira de esas “personas necesarias” es S. Felipe Neri. “Sed buenos…¡si podéis¡” que le decía a sus chicos y se ha convertido en su expresión. Un santo muy querido en la historia de la Iglesia porque es el santo de la alegría, Pipo el Bueno, el juglar de Dios. La obra de San Felipe habría de consistir en reevangelizar la ciudad de Roma y lo hizo con tal éxito, que se le llamaba "el Apóstol de Roma” Muchos recordamos la famosa película siempre buena para ayudarnos: “Prefiero el Paraíso”. La verdadera felicidad es el fruto de la presencia de Dios. Es la felicidad de los santos que la viven en las más adversas circunstancias y nada ni nadie se la puede quitar. S. Felipe Neri muestra admirablemente la felicidad de la santidad; dispuesto a todo por Cristo, logró, a pesar de todas las adversidades, maravillas en su vida y la gloria del cielo.

Mientras tenía lugar el Concilio de Trento y comenzaba la llamada Contrarreforma, San Filippo formaba a los más jóvenes con ternura e ironía acercándoles a la Liturgia y logrando que se divirtiesen cantando y jugando en un lugar que más adelante se convertiría en el Oratorio, proclamado Congregación por el Papa Gregorio XIII.

Siempre hay nuevos Felipes, Pedros, Pablos, Teresas, Franciscos, Marías. Estas personas existen, la pena es que tengamos las ventanas tan cerradas que no permitimos que entre el sol. Sólo necesitamos abrir los ojos y las ventanas. Y, por otra parte, ¿qué nos impide ser en la vida persona necesaria, así? Desde luego esto sólo depende de nosotros, en eso sí que no podemos culpar a nadie, ni excusarnos con nada. Son necesarias porque se necesitan como la luz para ver y el aire para respirar. Son necesarias para la nueva evangelización, para vivir y difundir la alegría del Evangelio, por su capacidad de ver valores en los demás, por su actitud de servicio, de sencillez, de colaboración, personas de fe y de esperanza, personas que dejan de lado su propia autobiografía y se dedican a comprender a los otros. Son necesarias porque saben que tocar el alma de otro ser humano es caminar por tierra sagrada.

En realidad todos somos personas necesarias, porque todos tenemos que transmitir nuestro propio mensaje de amor, de fe, de esperanza. Cada uno desde nuestra posición somos necesarios para aportar aquello para lo que hemos sido creados. Somos hijos que hemos nacido porque Dios Padre lo ha querido para dar lo mejor de nosotros mismos a la gran familia que todos formamos. Hace tiempo oía muy frecuentemente a una persona repetirse esta expresión, creo es de Merry del Val: “yo no puedo hacer todo el bien del mundo pero hay un bien que sólo yo puedo hacer”. Sólo puedo vivir en lo humano y desde lo humano. Sólo viendo a Cristo, a los que se han encontrado con Él, como un S. Felipe Neri, a los que viven en Él y de Él, a los que Le comunican, sabré vivir. Como dice S. Felipe Neri “Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide, quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace”.

3 comentarios:

  1. Paradisooooooo,preferisco el paradisoooo!!!!

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  2. "Yo no puedo hacer todo el bien del mundo, pero hay un bien que sólo yo puedo hacer"

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  3. GRACIAS A LA HERMANA POR ESTOS ESCRITOS LLENOS DE SABIDURIA DE DIOS QUE NOS AYUDAN EN NUESTRA ORACIÓN Y NOS ACERCAN MÁS A DIOS.
    PRECIOSA PELÍCULA LA DE S. FELIPE.
    GRACIAS

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