6 de septiembre de 2014

Hna. Juliana Bonoha "Si me dicen que vuelva a Liberia, a Liberia voy. ¡Soy misionera!"

En la sede de la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción donde pasa sus horas Juliana desde que salió el pasado jueves del Hospital Car...los III reina el silencio. Pareciera que la escasa luz fuera premeditada, para contribuir a ese ambiente solemne, detenido pero sobre todo, cargado de paz. A la izquierda de la entrada principal se asoma una capilla. La silueta de un Cristo se asoma por la puerta y la imponencia de la imagen obliga a entrar. El silencio solo se interrumpe por un megáfono que llega hasta las entrañas. Llaman a Juliana.

La hermana se sienta en un pequeño sofá y se coge las manos. No está nerviosa ni abrumada, su rostro desconcertado por los flashes y el interés de los periodistas dan paso a la calma, a la soltura. Se sienta dispuesta a hablar. Juliana está como en casa. Porque en definitiva, la congregación es su casa. Una vida siendo hermana. Una vida dedicada a los demás. Pese a la calma, en sus ojos, la chispa de una persona inquieta, con voz baja y suave pero que pide con fuerza cambios. No para su casa, sino para su hogar: África.

-¿Cómo se encuentra estos días?

-¡Estupendamente! Muy bien.

-¿Cuándo surgió su vocación?

-Desde Malabo (Guinea Ecuatorial). La primera vez que vi a las religiosas, recuerdo que tenía siete años y le dije a mi madre: «Cuando sea mayor seré como ellas». Y mi madre me respondió: «Tienes tiempo, ¡déjate de cuentos, de historias!». Pero cuando fui al colegio estuve con las hermanas cuatro años y cuando salí volví a decirle a mi madre: «¿Te acuerdas de cuando era niña y te dije que tenía que ser religiosa?» Y ella no podía creer que todavía siguiera con esa idea. Entonces ya tenía 19 años y no me pusieron pegas. Tenía que pedírselo a mi madre porque en mi tribu (Bubi) la que manda es la mujer, lo que diga ella va a misa y me dejaron. Fue en ese momento en el que me vine a España con seis mujeres en 1964 y empecé el noviciado en Elizondo (Navarra).

-¿Y luego?

-Me fui a Madrid. Estuve en muchos sitios: Pamplona, Cádiz, Zaragoza.

-¿Y qué es lo que más le gusta hacer dentro de su actividad misionera?

-A mí me encanta la promoción de la mujer. ¡África que se levante! Queremos que la mujer se levante, ya está bien. Ha ganado ahora un premio la periodista congoleña Caddy Adzuba que lucha por los derechos de la mujer. Yo siempre me he dedicado a ayudar a las mujeres. Volví a Guinea desde España y luego me fui a Togo durante diez años. Allí las acompañaba, les enseñaba a pintar sobre tela, por ejemplo. Después me fui a Camerún, donde estuve tres años en el noviciado de las hermanas en África, que está en Yaundé y de ahí a Liberia, cuando llegué en 2009.

-¿Qué hacía en el Hospital de San José de Monrovia?

-Yo no trabajé en el hospital con los enfermos. Yo estaba en los almacenes con el hermano Miguel, recibiendo los contenedores que venían de España. Recogía y ordenaba el material sanitario.

-¿No tuvo entonces contacto directo con los pacientes?

-No tanto. Yo no sé de enfermedades. Además, había muchos médicos y enfermeras. Yo me dedicaba a lo que me tocaba. Y creo que precisamente por eso no he cogido el ébola.

-¿Recuerda el momento en el hospital cuando fueron a recogerla?

-Yo estaba muy tranquila. Me preguntaron si quería irme y no lo pensé, dije que sí. Me pusieron ese «cacharro» (traje) y ya está, me vine.

-¿Y recuerda el viaje a España?

-¡Qué va! Estaba dormida, seguramente nos pondrían algo para dormir.

-¿Cómo era Miguel Pajares?

-Yo no he visto nada igual en mi vida. Era un santo, un hombre que amaba a todos.

-¿Qué opina de que no hayan repatriado al resto de hermanas?

-Me hubiera gustado que vinieran pero no se pudo. Lo importante es que están bien las hermanas que se quedaron

-¿Cuáles son sus próximos planes? ¿Volver a África, a Liberia?

-Lo que digan mis superiores. Si me dicen que vuelva a Liberia, a Liberia voy. ¡Soy misionera! Y si me dicen que vaya a otro país, pues a otro iré. Si me piden que me quede en España, me quedaré.

-¿Y si pudiera elegir?

-Es mejor no elegir.

-¿Por qué?

-Yo preferiría que me dijeran: «Hemos pensado esto. ¿A ti qué te parece?». Porque si digo que quiero ir a determinado destino, ¡eso no es bueno!

-¿Irá a ver a su familia de acogida en Navarra?

-De momento tengo que descansar bien aquí en Madrid. Y me imagino lo que me voy a encontrar al llegar. Allí me esperan también.

-La quieren mucho

-¡Sí! Es que llevo 40 años yendo de vacaciones allí. Quiero ver a toda mi familia de Mélida (Navarra).

No hay comentarios:

Publicar un comentario